En el milenario barrio de Gion, en Kyoto, la ciudad más tradicional de Japón, viven nuestras geishas… allí son felices, se dedican a maquillarse, tocar el shamishen, recitar poemas, ponerse delicaladas flores de tela (Hana kanzashi)en sus elaborados peinados y comer sushi (ummhhh).
Andan muy despacito sobre las calles del milenario Kyoto… ya que sus ceñidos kymonos de reducen sus movimientos y sus pequeños pies apenas se deslizan con sandalias de madera .
Hace poco nuestras geishas estaban muy alborotadas… algo muy inusual había ocurrido… nos citaron para explicarnos una situación, que según nos dijeron, era casi cuestión de vida o muerte…
Ante tal panorama corrimos a Japón tan pronto como nos fue posible, cuando llegamos nos esperaban con té de jazmin recién hecho, cuchicheaban entre ellas e intercambiaban miradas furtivas. Tres de ellas se levantaron y nos explicaron que les ocurría… con las mejillas sonrosadas y la mirada esquiva nos dijeron que se querían mudar a Sevilla… y no era porque quisiesen aprender flamenco, conocer mundo o tomar unas tapas en el barrio de Triana… no, era un sentimiento mucho más fuerte el que las movía… se habían enamorado de un guitarrista de un grupo de pop rock.
La verdad es que esto era lo último que nos esperábamos! Estábamos anonadados! Pero, ¿qué se puede hacer cuando el amor llega así?, de repente! Les explicamos que la vida en Sevilla era muy diferente a su vida en Kyoto, que hacía mucho calor en verano y que supiéramos, no había geishas por el sur de España. Pero ellas estaban más que decididas… así que las acompañamos al aeropuerto y las despedimos con mucho cariño!
Nuestros contactos nos han dicho que viven felices en Sevilla y que el guitarrista les ha buscando una amiga a cada una, y que desde la solapa de estas sevillanas van a todos los conciertos!
En Giraluna nos alegramos que ellas hayan encontrado su camino.. las demás las echan de menos y esperan poder encontrar, algún día, la solapa que les dé la felicidad absoluta!
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